Capítulo 404. Libertad et al.

Los Starving me escriben desde la jungla. Hay sonidos de tambores selváticos que les llaman a la Libertad. Los ritmos que escuchan son alegres, intensos y poderosos, pero como mensajeros sonoros de la libertad también arrastran cadencias que portan miedos. Y es que esto de la libertad siempre ha sido un tema complejo. 

Todo el mundo aspira a ser libre. Pero la libertad implica soledad. En libertad experimentamos lo que significa ser autónomos, responsables de uno mismo lo cual puede acarrear sensación de miedo e impotencia. La libertad disuelve los vínculos que garantizan la seguridad de manera inmediata y cuya restitución se impone como tarea que nosotros mismos debemos desempeñar. La libertad mina la autoridad de las verdades dadas y heredadas e insta a crear o, al menos elegir, aquellas verdades que dirijan nuestras vidas. Los espíritus libres no imitan. Y eso da miedo. Miedo a la libertad.

El miedo a la libertad es una protesta contra la exigencia de tener que ser uno mismo sumido en el aislamiento y la precariedad de las pautas aprendidas. El miedo a la libertad es miedo a no ser necesario. El miedo a la libertad dispara el nacimiento de las verdades absolutas. Promueve las respuestas sin reflexión, los dogmas y los totalitarismos. Crea rígidos portadores de una hipotética verdad.

El descubrimiento de la libertad abre la perspectiva de un relativismo de la verdad. Desaparecen las verdades absolutas e inquieta a los padrinos de lo veraz. La libertad es una protección contra la devastación de la vida inducida por esa demanda falaz de "ser consecuentes". Los protectores de la coherencia o aquellos que juegan a la vida con cartas de apariencia y miedo a la libertad escondidas en la manga.  "Ser consecuente", una demanda que pretende convertir la vida en una unidad homogénea. Una vida ideal de una sola pieza. Sin fisuras. Una vida muerta. Afortunadamente la vida no es así. Es cambiante, impredecible y contradictoria. Es compleja y sencilla a partes iguales. Los hombres son capaces de querer y odiar al mismo tiempo. "Todos matan aquello que aman" escribió Wilde, y ríen en los funerales yo añadiría. Whitman asiente y defiende la pulsión vital contradictoria: "¿Que yo me contradigo?/Pues sí, me contradigo. Y, ¿qué?/Yo soy inmenso, contengo multitudes." Presentadme un hombre coherente y os devolveré un títere del miedo.

"La verdad os hará libres" me dijeron. No lo creo y soy libre para discrepar de los dioses. Como en las grandes tragedias griegas la verdad acaba destrozando a quienes la portan. No sé qué es la verdad pero si sé, en cambio, que la libertad nos hace verdaderos.

PS. Este post tan indigesto está dedicado a Libertad Starving y mi contradictoria amiga Wiz. Afortunadamente, no contiene ninguna verdad absoluta. 

Comentarios

  1. Querido alcalde. No se. Dice un amigo muy muy muy íntimo que, en realidad, hoy en día la libertad consiste en poder elegir aquello a lo que te quieres esclavizar.
    Un saludo
    Quick

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    1. No le falta razón a tu amigo estimado Quick. El el fondo la libertad es soledad y la soledad es un tipo de esclavitud. El matiz está en tener la capacidad de elegir de forma consciente y voluntaria a que esclavitud te sometes y asumirlo como tal.

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