Capítulo 3. La Guerra de la Evolución

Hace poco tiempo que sabemos que el término cáncer engloba un conjunto de patologías muy diferentes que históricamente se creía que tenían un origen común. Pero no. No existe el cáncer sino los cáncer. Un tumor de pulmón es una enfermedad muy diferente de un carcinoma de mama. Incluso dentro del cáncer de pulmón existen diferentes subtipos clínicos con orígenes genéticos dispares que convergen a una patología oncogénica. Pero la historia es mas complicada aún. Ahora estamos secuenciando los genomas de los cáncer y vemos con mas claridad todavía que existen subpoblaciones de células oncológicas que se forman por evolución divergente. Cada tumor de cada individio es, en realidad, un mosaico de tumores diferentes.

Ayer tuve una reunión con J. Ewing, un tipo simpático experto en tumores pediátricos. Hemos publicado algunos trabajos juntos y tenemos buena sintonía científica. Discutiendo lo que estamos viendo a partir de la secuenciación de tumores y la presencia de mosaicos me dijo: "Gon, luchamos contra la evolución". Yo tambien lo pienso. Ganar la guerra al cáncer es complejo porque es tratar de ralentizar la evolución y el envejecimiento. Por ahora, lo único que podemos hacer es tratar de mantenernos en el combate el máximo tiempo posible. Pero al final siempre nos vencen los elementos...por ahora.

Y es que evolucionar es natural. No deja de ser irónico que lo que nos hizo ser lo que somos como especie sea lo mismo que induce nuestro propio final. Evolucionar es arriesgado, puedes mejorar o puede salirte mal. Pero no evolucionar va contra natura. Implica ser estático y cerrado al cambio y, eso, de alguna manera, es morir por dentro. Puestos a morir prefiero hacerlo dejando un bonito y evolucionado cadáver.

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