Capítulo 265. De profesión bibliotecario

La actividad sindical es una cosa de lo mas desagradecida y, últimamente, me ha exigido hacer labores surrealistas para tratar de mejorar las condiciones laborales de los compañeros. Mi última gran hazaña en este sentido ha sido mi nueva e ingrata actividad como bibliotecario. Como lo oís.

Dados los escasos beneficios sociales de los que disfrutamos en nuestro centro de trabajo se nos ocurrió la genial idea de organizar una Biblioteca Compartida para los empleados. Básicamente, la iniciativa consiste en que los compañeros interesados en emplear la Biblioteca Compartida donan un libro para compartir con el resto de compañeros y aportan un euro que se empleará en la adquisición de nuevos ejemplares para los empleados. Con esta sencilla operación se obtiene acceso ilimitado a todos los libros de la Biblioteca Compartida. En resumen, 1 euro + 1 libro = libros compartidos para todos. Parece algo bastante razonable. Y barato...

La Biblioteca Compartida era una iniciativa que no tenía nada que perder. El gasto inicial era nulo para el centro y por eso nos dieron luz verde para ponerla en marcha. Con fondos del Comité de Empresa compramos casi 100 libros a una ONG para iniciar el proyecto con una oferta razonable de ejemplares disponibles para los empleados. Además, elaboramos una normativa de uso y montamos un sistema de reservas on-line que incluye un catálogo de consulta de los ejemplares disponibles. Lo pusimos todo a punto e informamos de la iniciativa a los 450 empleados del centro esperando que les pareciese interesante.

Bien, nuestro nuevo beneficio social ha sido un exitazo incontestable entre el gremio científico. Tras dos semanas en marcha hay 3 usuarios dados de alta en la Biblioteca Compartida: el presidente del Comité de Empresa, el secretario y un servidor. Glorioso. Fantástico ejemplo del interés de los científicos por la lectura no científica. Y eso que compramos libros de ciencia divulgativa, novelas clásicas y contemporáneas de todo tipo y ensayos de lo mas interesantes. Hay hasta poesía en lengua castellana e inglesa para que no falte de nada... 

Pero ahí están. Una buena selección de libros muertos de risa para vergüenza de mi gremio. Lo mas triste es que si todos los empleados participaran en la iniciativa podríamos disponer de un excelente servicio de biblioteca con ~700 ejemplares entre libros donados y adquiridos con el dinero recaudado. Pero me temo que no va a ser así, aunque no todo es malo y también hay vencedores en esta historia: los ácaros del polvo van a hacer su agosto en la novedosa Biblioteca Compartida de mi centro de trabajo. ¡Buen provecho chicos!

Comentarios

  1. Sí que da un poco de pena, ¿no? Lo de los libros muertos de risa, me refiero. Pero bueno, sólo van dos semanas, la cosa puede mejorar. En todo caso, parece una buena idea, será cuestión de no desanimarse y seguir intentando cosas.

    Tíopablo

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  2. Pues si habrá que tener paciencia. Con que se apuntasen 30 personas ya sería todo un logro. En cualquier caso seguiremos intentándolo como bien dices...

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  3. Mi corazoncito de mediofilóloga está llorando ahora mismo. A poner posters, a publicitar, o a pegar collejas por los pasillos, lo que más te apetezca, pero me parece... Bueno, me parece un fiel reflejo de la sociedad, pero no por ello deja de ser lamentable. Espero que se apunte más gente... Y que nos lo cuentes.

    Pobres libros :(

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    1. Querida Wiz,
      gracias por el apoyo bibliófilo. Os mantendré al tanto de como progresa la historia de los libros melancólicos...

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