Capítulo 107. Reconstrucción y Victoria o la historia de Paul Farmer.

Recuerdo que aquel día me aparté un momento de los escombros y decidí tomar un respiro en las  ruinas de la estación. Me senté sobre un montón de ladrillos y, mientras bebía agua de una botella, ví  a un hombre caminando a lo largo del las vías del ferrocarril. Venía desde el sur y se dirigía hacia la estación. Pareció preguntar a un grupo de compañeros que le hicieron señas indicando mi posición. Cuando llegó al viejo edificio en ruinas, se plantó frente a mi y me espetó: "¿Tu eres Gon? Busco un trabajo." Yo cogí un ladrillo del montón, lo lancé a los pies de aquel tipo y le dije: "Ayúdame a levantar esta ciudad".

Paul Farmer llegó a New Gon City en plena reconstrucción. Cuando recogió aquel ladrillo sólo llevaba consigo unas ropas roídas, un sombrero de paja y un hatillo con un libro y un balón de fútbol. Era ya un hombre fuerte por aquel entonces. Y un tipo muy listo. Le asigné al grupo de trabajo que comandaba Victor "Valley" Eyebrow: "The Eyebrows" los llamaban. Eran trabajadores alegres y fornidos que cantaban antiguas canciones de trabajo durante la faena. Se encargaron de reconstruir gran parte de los edificios colindantes a Owes Hell y parecían inmunes al cansancio. Al acabar la jornada, aquellos hombres jugaban al fútbol hasta que se ponía el sol. Disputaban magníficos partidos y, para protegerse del frío, lucían chaquetas de lana que se teñían de rojo con la luz del atardecer de la bahía. Alguien los apodó los "Red Jackets" y Paul Farmer era el mejor de todos ellos.

En tan solo unos años los Red Jackets se convirtieron en el mejor equipo de la nación. El equipo nacido de la destrucción ganó su primer campeonato nacional sin apenas recursos. Paul rompía cualquier defensa con aquella velocidad endiablada. Era un héroe local y, con los años, los Red Jackets retiraron su número para recordar aquellas temibles carreras por la banda y la potencia de su disparo.

New Gon City se alzó gracias a personas como Paul Farmer. Su juego alegre levantó la moral de los newgonkinos en los tiempos duros y, años después, promovió la construcción del Archivo Histórico de la ciudad. A menudo voy verle a Hontanazor, su rancho en las afueras. Allí se entretiene criando pajarillos y practicando la escritura a tiempo parcial. Paul, es aún un fiel aliado de este alcalde. La ciudad le debe mucho y todos los newgonkinos le saludan por la calle y se lo reconocen. En recuerdo de aquellos tiempos, los newgonkinos llaman "The Farmer" al tren bala que une la ciudad con el sur. Hace unos días y con motivo de un memorial, Paul dedicó unas palabras a New Gon City. Las hemos inmortalizado en una placa que colocaremos en la bahía que vió nacer a los Red Jackets:

"New Gon City es una pequeña joya. Y digo pequeña por el formato de sus entradas, ya que hablamos de un blog de una sensibilidad, ternura y a la vez profundidad formidables. De cómo su autor enhebra sus aficiones, su entorno y su experiencia vital en un espacio virtual pero a la vez mundano, el blog emociona y entretiene, ilustra y conmueve, ridiculiza y ensalza, con un estilo atractivo y arrebatador. A veces, repetirse no es tan malo: una joya."
Paul Farmer a New Gon City. 19 de Septiembre de 2012.

Gracias Paul. Reconstruir desde las ruinas fue tu mayor victoria.


PD.  Durante las horas de trabajo Paul Farmer prestaba su balón a los niños. Los chicos jugaban entre los escombros de las calles de New Gon City mientras hombres y mujeres reconstruían la ciudad. Un fotógrafo anónimo plasmó aquellos tiempos de fútbol entre las ruinas. Le regalaré a Paul esta foto histórica. Creo que le gustará.


Comentarios

  1. Recuerdo una frase que me soltó Paul Farmer, el día que llegó a aquella ciudad en ruinas: "a pesar de los escombros, de los cascotes y la desolación, esta ciudad tiene más alma que muchas otras deslumbrantes y orgullosas de su lozanía". ¡Qué tipo! Sabía lo que se decía...

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  2. Ya os dije que era un tipo muy listo. Me pregunto si aún recordará aquellas canciones de trabajo que cantaba con los Eyebrows...

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