Capítulo 40. Lulo rules!

Tengo un nuevo compañero de mesa de trabajo. Se llama Solanum quitoense. Lulo para los amigos. Un colega silencioso y vegetativo que vino a mi por casualidad en una pequeña maceta naranja. La primera vez que le ví me dije: "Que planta tan desvalida y enclenque. ¡Qué verguenza para las Solanáceas! No te preocupes Lulo, haré de ti una máquina de producir naranjillas". Como buena planta tropical me miró, abrió sus estomas y, volviéndose desafiante hacia el sol, dijo: "Lo daré todo por la causa." ¡Pobre e inexperto vegetal! No sabía la que le esperaba...

Sometí a Lulo a un durísimo entrenamiento para hacer de ella una angiosperma como dios manda. Todos los días tenía que soportar largas y terroríficas conversaciones científicas, la corriente polar del aire acondicionado que congelaba sus raicillas y el sol del verano que no tenía piedad con sus hojas. Y Lulo aguantando estoicamente. Pero aún quedaba la prueba definitiva: el dry weekend. Un fin de semana de aislamiento, sin agua ni conversación. 

La abandoné un viernes a su terrible suerte. El lunes estaba muerta...o, al menos, eso creyeron todos. Menos yo. Yo confiaba en Lulo. Es una planta con mucho carácter. No podía haber muerto. La regué abundantemente pero nada. No daba señales de vida. Me dijeron que la tirara, pero me negué. Defendí su cadáver frente a las risas de todos y volví a regarla gritándole: "Arriba Lulo, no pain no gain". Y Lulo respondió, se alzó de entre los muertos y volvió a la vida. El Reino Vegetal al completo se enorgulleció de ella. Las Solanáceas vituperaron su nombre y me miró orgullosa diciendo: "Me llamo Solanum quitoense pero tú puedes llamarme Lulo. Antes era una simple planta pero ahora soy una fuerza natural, una máquina indestructible, una bestia selvática. Mis naranjillas serán leyenda y tú, amigo mío, tienes mucha suerte de haberme conocido."

PD. Para recuperarse del todo del dry weekend Lulo se fue unos dias de vacaciones al huerto de PerlWoman. Ha vuelto en una maceta mas grande y está aún mas cachas ¡Gracias PerlWoman! Cuenta con tu ración de naranjillas.

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