Capítulo 209. Las tertulias del Pros & Cons vol.3

Esta mañana al pasar por el Pros & Cons he escuchado a alguien que decía en tono abiertamente crítico: "Los niños de esta generación son todos unos hedonistas".

Como si ser hedonista fuera algo malo. Ya lo cuenta Michael Onfray en su Contrahistoria de la Filosofía. Los filósofos hedonistas y pragmáticos se han visto injustamente marginados por los pensadores de las grandes ideas a lo largo de la historia de la Filosofía. Son los grandes e injustos perdedores de la batalla filosófica. Conceptos cuya realidad puede ser discutida como Dios, la verdad, el ser o la perfección ganaron la batalla histórica al estudio de realidades humanas como lo material, el placer y lo cotidiano. El pensamiento sobre lo abstracto ganó el pulso al utilitarismo durante muchos siglos. Es más, los hedonistas, al igual que los materialistas, epicúreos, cínicos, sofistas, sensualistas y escépticos fueron tomados por villanos durante una buena parte de nuestra historia. De hecho, todas estas palabras han adquirido un matiz peyorativo en nuestro lenguaje diario.

Pero examinemos a los villanos. Demócrito, el gran materialista. Afirmaba que el mundo es reductible al puro y simple ordenamiento de la materia. El mundo es materia que está formada por átomos. Os preguntaréis ¿qué tiene eso de malo? Su gran pecado fue criticar, discrepar y enfrentarse al idealismo de Sócrates y Platón. Como sabéis ganaron estos últimos y Platón dedicó gran parte de su vida a buscar y destruir la obra escrita de Demócrito. Irónicamente el padre del mundo de las Ideas fue un gran destructor y demonizador de las ideas de otros y, es por eso, que apenas nos han llegado textos de Demócrito.

Otro villano hedonista era Diógenes de Sinope, padre de la escuela cínica. Despreciaba las riquezas como forma de felicidad, era partidario de una prudente rectitud moral y promulgador de una vida sencilla acorde con la naturaleza. Su gran falta fue discutir la opinión de Sócrates y sus ideas sobre la civilización humana, Diógenes pensaba que los hombres no necesitaban la civilización para ser felices disparando la ira de Platón que le denostó y despreció en varios de sus textos. Se sabe bien que los cínicos practicaban la sátira y se burlaban de los poderes de su sociedad. En una ocasión Platón definió al hombre como un bípedo sin plumas. Diógenes desplumó un gallo, y llevándolo a la Academia, dijo: "Aquí tenéis el hombre de Platón". Platón corrigió su texto diciendo que el hombre es un bípedo sin plumas y con uñas planas...Una pena que Diógenes no hubiera podido hacerse con un chimpancé para raparlo...sigh...

Hay miles de ejemplos mas en la obra de Onfray. Los sofistas que tanto irritaban a Platón discutían libremente sus ideas aplicando el perspectivismo y ponían al hombre en el centro de la realidad. Los epicúreos que defendían una vida frugal y ascética... Todos ellos perdieron la batalla histórica de la Filosofía pero promulgaron una ética sencilla basada en el placer que lo material y lo tangible pueden dar. Afortunadamente lo poco que nos llegó de sus ideas aún nos es útil. Defendían el placer que da la comida, la mesura, el arte, la música, el conocimiento de los objetos y su naturaleza, el disfrute de una sexualidad rica con todas sus múltiples facetas y posibilidades, el respeto a lo natural. Su filosofía era mucho mas cercana, práctica y asequible para la gente que las grandes entelequias de los idealistas. Pero fueron olvidados porque sus ideas fueron perseguidas y prohibidas en varios momentos de la historia del mundo occidental. Desgraciadamente, aún hoy, sus nombres son tomados como insulto o descalificación.

Volviendo a la tertulia del Pros & Cons, ojalá fuera cierto que nuestros niños fueran hedonistas, cínicos, sofistas o materialistas en el sentido original de la palabra. Ojalá todos los niños de esta generación pensaran mas en disfrutar de la vida y gozar de lo que les rodea y no les bombardeasemos con mensajes de consumo obsesivo, de competitividad insana y de estupidez general irresponsable. Nicolas de Chamfort decía sobre la moral: "Goza y haz gozar sin causar daño ni a ti ni a nadie; eso es a mí entender toda moral." Creo que, involuntariamente, la he asumido como filosofía de vida propia pero, además, la leo también al revés, no es posible una moral sin la búsqueda del goce propio y de los demás. Deduzco según mi propia reformulación que entonces hacen bien aquellos niños que gozan y buscan gozar sin dañar. Yo intento hacerlo. No os olvidéis de hacerlo vosotros también.

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